Volves a ser un cativo como aqueles anos, cando aínda soías aferrarte a esperanza de non perderte, non lle perder. Os anos van pasando pola túa pel e ves como efectivamente vas crecendo dende dentro, coas experiencias que a vida che aporta e forma. Pero imos acougar un pouco. 

Referímonos a vida. Aos soños que che brindaron e continuas recordando. Mil anos han de pasar para poder ter unha vida como era. Agora, ou non, vida e cativo sepáranse para desembocar nunha estúpida situación na que nárrase a túa historia de un neno que deixou de ser neno, que comezou a sentir, a falar, a andar e sobre todo, a "vivir". Unha persoa que deuselle unha oportunidade, incluso duas, pero que precisa de continuar divagando. 

Remítome logo as circunstancias que aconteceron, acontecen e acontecerán. A vida xa pasou por ti. Pasou. Co seu nacemento, coa sua historia, co seu drama, co seu amor e coa sua morte. Morte que lamentas e, quen sabe, lamentarás. 

LO MEJOR
y lo peor.

• Y ahora mismo lo único que quiero es paz. Calma. Tranquilidad. Lo que quiero es flotar en el agua con el sol pellizcándome en los ojos. Lo que quiero es conducir con la cara por la ventana, sintiendo el aire rozándome el alma. Lo que quiero ahora mismo es volar y aunque solo sea con la mente. Lo que quiero es aterrizar en algún lugar desconocido y empezar a correr y solo pararme cuando mis pies no den para más. Ahora mismo lo que quiero es una mente en blanco, limpia y preparada para llenarla de color, sin recordar nada de lo que antes había. Lo que quiero es reír, tan fuerte que no pueda ni respirar. Lo que quiero ahora es mirar hacia el infinito y saber que todavía me queda tanto. Que pase lo que pase todavía me queda camino. Y cuando la paz, la calma, la tranquilidad, hayan vuelto podré retomarlo con un poco más de fuerza.

Indiferencia o euforia. Como es la mente humana, cuando te engaña que no necesitas algo o te convences tú de ello mismo, pero de repente aparece el mínimo resquicio y la euforia que sientes es más grande que cualquier cualquier movimiento que hagas. Algo así como el agobio, pero con una sonrisa medio escondida y con un sentimiento de felicidad que fácilmente se describe como un "no me cabe en el pecho". 

El hecho de contrariar los dos conceptos te hace pensar: ¿entonces qué? 

He tenido el mejor maestro, el que me ha dicho que no importa lo que hagamos, o lo que sintamos, todo acaba donde y como tiene que acabar. El tiempo es el dictador y eso nos deja como los dictados, siervos del concepto de Dios.

¿Entonces qué? ¿Vamos esperar con la indiferencia y la euforia alternándose o no? Seamos humanos y, de ello, creativos, espontáneos, dramáticos, extraños, ruidosos, impacientes, "listillos" que van más allá de cualquier concepto que se pueda adorar. Aquí un defensor iluso de que la vida hay que vivirla, que hay mucho que errar por delante, romper cualquier barrera de creencias, hacer cosas que has jurado que nuca harías, caer, levantarme, y volver a hacer una y otra vez lo mismo. Porque es verdad lo que tú dices, el tiempo manda, y nada más cierto. Pero yo elijo. Euforia gana, y con ella nosotros. 

Media vuelta y el mundo cae o se queda en silencio. Ese segundo, un tesoro. Su antecesor, oscuridad y lo que le precede, magia. Yo sí creo en Papá Noeles.